Santiago de Compostela: visiones

Galicia

Santiago de Compostela: visiones

Visiones de Santiago

 

Durante siglos, Europa se fue haciendo de camino a Santiago. Y Compostela es el aguardiente que resultó de tan prolongada destilación cultural, un bebedizo irrepetible (TurisNorte)

 

Un momento en Santiago vale una eternidad... Nunca podré escribir sobre Santiago porque es una ciudad mágica (José Saramago)

 

Quien la recorre, aunque esté triste, se vuelve alegre. (Aymeric Picaud)

 

¡Oh, gárgola, mingente en el espacio, con la ruda impudicia milenaria! (Manuel Machado)

 

¡Creced, mellizos lirios de osadía, creced, pujad, torres de Compostela! (Gerardo Diego)

 

Sólo quienes conserven el poder de asombrarse, entren en la ciudad (G. Torrente Ballester)

 

Su casco antiguo es un escenario único en el mundo (Manolo Paz)

 

El gran museo de la escultura en granito (Francisco Leiro)

 

El ánima es románica, su espíritu y su cuerpo un crisol de estilos. Compostela semeja un organismo vivo que medrase como la naturaleza: el tronco es románico, pero la hojarasca es barroca (Miguel Anxo Seixas)

 

Es una ciudad viva, tomada por una muchedumbre de estudiantes alegres y bulliciosos, que no le dan ni una sola tregua para envejecer. En los muros intactos, la vegetación se abre paso por entre las grietas, en una lucha implacable por sobrevivir al olvido, y uno se encuentra a cada paso, como la cosa más natural del mundo, con el milagro de las piedras florecidas (Gabriel García Márquez)


Un tiempo, esta ciudad era holladura de carros y de bueyes, una larga hilada de sillares y canteros. Desde la cima del Pedroso y de la imaginación, la historia de Compostela se nos abrirá como un libro a toda página, sobre la que ordenar, hombre a hombre y piedra a pieda, un rompecabezas secular: cuando un “oppidum” era el único freno a la docena de pueblos castreños de los alrededores; cuando la “inventio” compostelana transformó los caminos de medio mundo en un reguero de pólvora creyente; antes y después de que Santiago el Zebedeo simplemente pescara en Galilea, mientras la Vía Láctea apenas contenía su reventón de luz señalando a Compostela (José Antonio Iglesias - TurisNorte)